Introducción | Tipos de fuentes de energía | Problemas energéticos |
La energía es la capacidad de un cuerpo para realizar un trabajo mecánico. Hasta la revolución industrial, el hombre únicamente había utilizado su propia fuerza muscular para realizar cualquier actividad productiva, ayudado a veces por la fuerza de animales de tiro. Posteriormente, y con el avance de los siglos, comenzó a sacar partido a energías naturales, como la fuerza del viento o los saltos de agua utilizados principalmente para mover molinos. La invención de la máquina de vapor (Watt), asociada al uso del carbón como combustible, supuso el comienzo de la utilización masiva de energía no muscular para realizar actividades productivas. Durante todo el siglo XIX, fue el carbón la fuente de energía básica para la industria. Los nuevos avances técnicos a lo largo de los siglos XIX y XX, diversificaron las fuentes de energía introduciendo nuevos combustibles como el petróleo, el gas, el uranio, y nuevas formas de energía como la electricidad.
Se entiende por fuente de energía las materias de las que obtenemos la energía: combustibles fósiles (carbón, petróleo...), el sol, la fuerza del viento, las corrientes de agua, etc. Dependiendo de si su uso está generalizado a escala mundial, distinguimos entre fuentes de energía convencionales, cuya tecnología para su explotación está desarrollada y difundida por todo el mundo (tales como la hidroelectricidad, el carbón, el petróleo, nuclear, gas, etc.), y las fuentes de energía alternativas, cuyo desarrollo tecnológico está aun en fase de investigación y pruebas (solar, eólica, biomasa, geotérmica, maremotriz).
Por otra parte, dependiendo de la agotabilidad de la fuente de energía se diferencian entre energías renovables, que son aquellos tipos de energía cuyo origen no se agota nunca por más que se consuman puesto que es la propia naturaleza la encargada de generarlas permanentemente, tales como la hidroeléctrica, la eólica, la solar, la maremotriz, la geotérmica o la bioenregía; y las energías no renovables, que son aquellos tipos que tienen su origen en combustibles minerales, como la térmica basada en la combustión del carbón, el petróleo o el gas natural, y la nuclear basadas en la combustión de uranio, por lo tanto la materia que produce la energía desaparece al generarla.
El principal problema que presentan las energías convencionales es que casi toda su producción se basa en fuentes de energía no renovables, a excepción de la hidroelectricidad, por lo que el agotamiento de los yacimientos de los combustibles fósiles significará una grave crisis industrial y social. Por lo tanto es necesario que se desarrollen y apliquen las investigaciones entorno a las nuevas fuentes de energía, para diversificar la producción energética y evitar la dependencia de una única fuente productora de energía.
En tercer lugar, se pueden clasificar las fuentes de energía en relación con el impacto ambiental de la producción energética en el espacio que lo rodea, así se distinguen entre energías blandas, cuyo acción sobre el medio ambiente próximo es escasa, como por ejemplo la energía solar o la eólica, y energías duras, que son muy contaminantes, como la procedente de la combustión del carbón o el petróleo y la nuclear.