2.3 Tipos de paisajes.

    La combinación de los diferentes elementos y la incidencia de los distintos factores van a dibujar paisajes rurales muy variados y complejos sobre la superficie terrestre. Para su clasificación seguiremos el criterio de la evolución técnica, según el cual se definen paisajes agrarios poco evolucionados, denominados tradicionales, en los que se produce para la subsistencia, y otros paisajes tecnificados o modernos, en los que el fin primordial de la producción es el intercambio, bien a través del mercado (economías capitalistas) o bien a través de organismos de planificación centralizados (economías socialistas).

PAISAJES TRADICIONALES PISAJES MODERNOS

a) Paisajes tradicionales: Como características comunes a este tipo de paisajes destaca la producción para el autoabastecimiento con técnicas arcaicas, lo que no impide que se comercialice los excedentes de producción en mercados locales. Las tareas agrícolas ocupan a la mayor parte de la población. Geográficamente podemos localizar estos paisajes en los países subdesarrollados, principalmente de África, Asia y América Latina, aunque en cada lugar con particularidades que hace imposible generalizaciones. Estudiaremos tres ejemplos de paisajes tradicionales, diferentes entre ellos: la agricultura de rozas o itinerante por fuego, la agricultura sedentaria de secano, y la agricultura irrigada.

La agricultura de rozas, o itinerante por fuego, es una de las formas de agricultura más rudimentaria que se mantiene actualmente, habiendo variado muy poco desde que surgió en el Neolítico. Su técnica de cultivo consiste en roturar una zona de bosque o selva, prenderle fuego en el periodo próximo a la temporada de lluvias, por lo que pronto el agua apagará las llamas. El suelo se fertilizará con las cenizas producidas por el incendio, que serán removidas mediante técnicas de laboreo arcaicas, usando simplemente una azada. Una vez removido el suelo superficialmente, se siembra la simiente de una manera irregular por toda la zona. El aprovechamiento del espacio roturado se suele hacer durante unos años, pues el suelo pierde su fertilidad y hay que abandonarlo y comenzar de nuevo el proceso en otro lugar; mientras tanto la vegetación natural lo invade y lentamente va recuperando de nuevo su fertilidad para poder volver a utilizarse al cabo de pasados unos años. Esta agricultura es de muy baja productividad, por lo que no puede mantenerse mucha población, además de necesitarse grandes espacios para ir cambiando periódicamente la zona cultivada.

La evolución de la agricultura condujo a introducir técnicas de fertilización y abonados naturales a los suelos, para ello se asoció la ganadería a la agricultura, de tal manera que se divide el territorio en varias hojas y se realiza una rotación anual, dejando una de las hojas en barbecho (sin cultivarse), y es allí donde pastan cada año los animales, que al patear el suelo lo airean y lo abonan de manera natural con sus excrementos. Este sistema favorece la sedentarización de la población, puesto que ya no es necesario desplazarse en busca de nuevas tierras que cultivar. Este tipo de agricultura, que se denomina sedentaria de secano, se desarrolló en la mayor parte de Europa hasta la modernización de la agricultura tras las Revolución Industrial.

    Actualmente quedan bastante lugares en los países subdesarrollados que siguen utilizando estas técnicas, ejemplo de las cuales son las campos Sereres (pueblo africano asentado entre Senegal, Níger, y Chad). En este caso se trata de un paisaje de hábitat concentrado en torno al cual se sitúan un primer espacio de cultivo continuo, abonado con los desperdicios domésticos denominado Pod, en el que se cultivan judías, algodón y otros cultivos más intensivos. Más allá de este espacio se sitúan las tierras de cultivo divididas en tres hojas separadas por setos, una de ella queda en barbecho y es allí donde pasta el ganado. Se practica una rotación anual de los cultivos. Una vez realizada la cosecha en el periodo seco, se destruyen los setos y se deja que el ganado paste por todo el campo, hasta que llegue el momento de la siembra. La explotación se hace de manera comunal, de manera que a cada familia le toca una parcela en cada una de las dos hojas cultivadas. El arbolado se distribuye irregularmente en las tres hojas.


Agricultura sedentaria de secano

Ilustración 8. Esquema de funcionamiento de la Agricultura Sedentaria Serere. Las chozas se sitúan junto al Pod, o terreno de cultivo continuo y particular de cada familia. El resto del terreno se divide en tres hojas cultivadas comunalmente y de rotación anual, una de las cuales se deja en barbecho para el pasto del ganado.

Un tercer paso en la evolución de la agricultura consistió en aportar a los cultivos además de fertilizantes naturales, agua extra para un mejor desarrollo de las plantas. Apareció la agricultura de regadío o irrigada, que permitió intensificar los cultivos, y por lo tanto permite mayores densidades de población. Los paisajes agrarios de regadío también son múltiples, como la huerta mediterránea; uno de los más tradicionales es la agricultura irrigada de Asia monzónica.

Este tipo de paisaje es propio de la zona sudoriental de Asia, desde la India hasta Japón, ocupando las zonas más bajas, y próximas a los ríos, como las llanuras y valles aluviales, deltas de los ríos y litorales. Se trata de una región densamente poblada, por lo que han de obtener la máxima producción para poder alimentar a toda la población. Por ello aprovechan todo el suelo posible para cultivos, principalmente de arroz, que es el que mayor producción ofrece en menos espacio. Es por tanto un monocultivo intensivo, aunque se pueden encontrar otros cultivos como trigo, caña de azúcar, legumbres y mijo en menor medida.

El hábitat ocupa las partes más altas del territorio, las zonas no inundables y por tanto no aptas para el cultivo. La propiedad suele ser privada, y el tamaño de las parcelas es mínimo, fruto de la división parcelaria ocurrida por el reparto de herencias. Utiliza técnicas antiquísimas para la producción arrocera, mediante la inundación de los campos con el agua procedente del monzón en la estación húmeda o de presas y pozos en la seca. Así se pueden producir varias cosechas al año, sin dar al suelo oportunidad de descansar.

Agricultura Monzónica

Ilustración 9.  Esquema del paisaje irrigado monzónico. Las zonas bajas, próximas a los ríos son inundadas mediante la construcción de diques, canales, acequias, norias, etc, y se cultiva el arroz. En las zonas altas se localizan las viviendas y se cultivan en menor medida otros productos como patatas, guisantes, soja y judías.

    En este tipo de paisajes, la ganadería queda reducida a la cría y engorde de algún animal como cerdos o pollos en casa del campesino para su propio consumo. Al no tener animales de carga todo el trabajo lo hacen a mano y con técnicas muy básicas. La falta de ganado también implica que el abono que utilizan para sus tierras no puede ser de origen animal, sino que proviene de los limos extraídos de las acequias y canales que recorren todo el campo, de hierbas y hojas fermentadas (abono verde), y de origen humano.

    El arroz se cultiva a partir de plantones germinados con anterioridad a la siembra; el grano de arroz se deja durante varias horas bajo el agua hasta que brote; una vez germinado se transplanta uno a uno los plantones. Esta técnica consigue ahorrar simiente, y tener menos tiempo el suelo ocupado, lo cual permitirá realizar varias cosechas por temporada (pues mientras esta floreciendo la cosecha actual, está germinando la siguiente en el vivero).

    Es importante la ayuda mutua que se ofrecen los campesinos, y los trabajos colectivos que han de realizar para el mantenimiento de acequias, canales, etc. Estos elementos, junto con los diques de arena que separan las parcelas, crean unos paisajes reticulares de pequeños cuadrados multicolores dependiendo del estado del arroz (germinando, floreciendo...).

    Esta agricultura tan intensiva, se debe principalmente al gran trabajo generado por los campesinos, sin embargo el rendimiento por persona es uno de los más bajos del mundo.

b) Paisajes Modernos: Son el resultado de la aplicación de tecnología al sector agrario. El objetivo final de la producción deja de ser la subsistencia propia del campesino y pasa a ser el abastecimiento a los mercados, bien sea de manera libre (economías capitalista) o bien de manera dirigida (economías socialista). Por lo tanto se puede hablar de agricultura de mercado. Otras características comunes a los paisajes modernos son su especialización, la reducción de la mano de obra agraria, su tendencia al monocultivo, al aumento del tamaño de las explotaciones y sobre todo la mecanización de las mismas. Estos tipos de paisajes agrarios se encuentran en los países desarrollados, y en zonas subdesarrolladas que producen para la exportación al mundo desarrollado. Estudiaremos cuatro casos significativos de estos paisajes: los paisajes modernos europeos, los paisajes de los países nuevos (EE.UU. Canadá, Australia), los paisajes de los países de economía socialista, y la agricultura de plantación.

    El paisaje europeo fue el primero en transformarse y modernizarse según se desarrollaba la Revolución Industrial. Consecuencia de este proceso fue el abandono del campo por la población rural, y el incremento de la población absoluta. Por lo tanto el sector agrario se vio en la necesidad de incrementar su producción para abastecer la demanda urbana, pero contando con menos mano de obra. Resultado de todo ello fue la modernización agraria. La influencia entre la industria y la modernización agraria fue mutua, pues con los beneficios obtenidos con la agricultura se pudo financiar la industrialización; mientras que la industria aportó los avances técnicos necesarios para aumentar la producción agraria (maquinaria, fertilizantes químicos, plaguicidas, etc.).

    El campesino dejó de fabricarse los utensilios y enseres necesarios para su vida (ropas, herramientas...) como había ocurrido hasta entonces. A partir de ahora se los compra hechos. Cada vez necesita mayor cantidad de dinero para cubrir sus necesidades, por lo que cada vez necesita poner mas producción a la venta, e intentar producir más. Es así como el campesino queda incluido en la economía de mercado. Este proceso le conduce a la especialización, centrarse en uno o pocos productos, lo que le permitirá producir mayores cantidades, que vende a los mercados, de donde compra los alimentos que no produce.

    Este proceso de transformación que fue lento, ha dado como resultado un sector primario donde trabaja menos del 10 % de la población, tremendamente especializado, en los que se ha abandonado por completo la agricultura de subsistencia. Incluso en los países más desarrollados se practica lo que se denomina como agricultura a tiempo parcial, consistente en que el agricultor o ganadero, además de cuidar su explotación, que ya no requiere tanto tiempo, trabaja en la industria o los servicios.

    Entre los cambios más notables de los paisajes está el aumento del tamaño de las explotaciones. Las pequeñas no son muy rentables, pues son las que más sufren los aumentos de los costes, y la que más dificultades tienen para incorporar las nuevas tecnologías. Por eso, se tiende a aumentar su tamaño, bien por compra de las tierras de aquellos que emigran o se jubilan, o bien a través del cooperativismo, concentraciones agrarias. La gran propiedad si se encuentra en una buena posición para rentabilizar las inversiones realizadas, pues cuanto mayor es la superficie trabajada más bajos son los gastos por unidad de superficie. Estas grandes propiedades son gestionadas de manera empresarial, buscando empleados cualificados, aplicando las mejores técnicas y buscando los máximos beneficios.

    El sector agrario en la Unión Europea ha estado dirigido en los últimos cincuenta años por la PAC (Política Agraria Comunitaria), cuyos objetivos iniciales eran garantizar el abastecimiento de los mercados a precios asequibles. Eso se logró favoreciendo la intensificación de la agricultura y la ganadería instaurando primas a la producción, créditos ventajosos para los agricultores, desgravaciones de impuestos, etc. Con ello se modernizaron las explotaciones agrarias de la Unión, pero como contrapartida ha traído la aparición de excedentes agrícolas. La respuesta de la U.E. ha sido limitar la producción mediante cuotas a los países miembros y el fomento subvencionado de nuevas producciones. Otra solución a los problemas de superproducción ha sido fomentar los productos de calidad conseguidos a bajo precio en las explotaciones extensivas.

    Estas transformaciones están afectando a los principales paisajes agrarios tradicionales europeos, el openfield y el bocage. En la actualidad se tiende a grandes espacios abiertos de cultivos especializados y muy tecnificados.

    Los Países Nuevos son aquellos países de zonas templadas que han sido colonizados por los europeos desde el siglo XV. Su agricultura y ganadería son similares a las europeas pero al no existir una estructura agraria previa, esta no se debe a factores históricos, sino que quedó establecida por el reparto de tierras que realizaron las autoridades entre los colonos.

    Uno de los ejemplos más característicos es el de EE.UU. Se trata de paisajes de líneas geométricas consecuencia del reparto de lotes entre colonos. Al contrario que los países europeos, no han sufrido un proceso de transformación, puesto que directamente se incorporaron a la producción moderna. Son paisajes muy tecnificados, en los que existe una muy alta productividad por persona, y en los que hay empleada muy poca mano de obra. Se trata de agricultura y ganadería muy especializada, que se desarrolla en explotaciones relativamente grandes y con gestión empresarial.

    El país se ha dividido en diferentes zonas dedicadas a la producción casi exclusiva de un solo producto (monocultivo), los conocidos como Belts o Cinturones, el del trigo, el del maíz, el del algodón y el de la ganadería lechera.

    El problema de este sistema productivo, al igual que el de los países europeos es el de la superproducción. Para evitar la bajada de precios, el gobierno favorece la exportación de trigo y maíz, siendo uno de los grandes exportadores de alimentos del mundo.

    El caso de los países socialistas, queda ya para los estudios históricos. El sistema colectivista que funcionó con diferentes matices en gran parte de Europa Central y Oriental, en la extinta Unión Soviética, en China, Cuba y otros países de la órbita comunista, ya apenas se practica, y no solo a partir de la caída de los regímenes socialistas europeos a partir del año 1989, sino ya con anterioridad se comenzó a compatibilizar la propiedad privada y la pública, y a poder comercializar libremente una parte de la producción.

    El origen de estos paisajes se basa en la estructura agraria de gran propiedad dominante en estos países antes del triunfo de las revoluciones socialistas, primero en Rusia y tras la II Guerra Mundial en el resto de Europa Central y Oriental. Con las revoluciones se nacionalizó la tierra de los grandes propietarios y se realizaron repartos entre los campesinos. Esta excesiva división produjo la disminución de la producción, y para solucionar este problema se procedió a colectivizar la tierra, poniendo en común los medios de producción. En la URSS se crearon dos sistemas productivos básicos, que fueron puestos en práctica en la mayor parte de los países de su órbita:
    Esta reorganización del territorio condujo a la concentración del hábitat entorno a las unidades de producción, a la modernización del campo, mediante la mecanización y la especialización regional.

    Con la apertura de los años 80 se fueron dando más responsabilidades decisorias a los propios kolkhozes y sovkhozes, al mismo tiempo que se permitía mayores parcelas privadas. Tras la caída de los regímenes socialistas, se produjo un proceso generalizado de privatizaciones.

    En China fueron las comunas, divididas en brigadas y equipos de producción, las que organizaron le medio rural. Fueron pensadas como la integración entre la agricultura, la industria y el comercio. Su desaparición en 1984 fue fruto de la evolución del sistema

    Entre los colectivismos actuales más importantes, destacan algunas formas de producción en Israel, donde conviven con otras formas de explotación privadas: el Kibbutz, es terreno de propiedad estatal pero que es dirigido por una asamblea de todos los miembros; los Moshav chitufi, son granjas colectivas en la que se desarrollan en común los trabajos de explotación y los medios de producción son de propiedad colectiva; y los Moshav ovdim, que agrupan explotaciones privadas que se organizan de manera cooperativa para la compra y venta de productos.

    Finalmente el paisaje producido por la agricultura de plantación se da en los países tropicales, con especial incidencia en América Central y partes del América del Sur, Golfo de Guinea y Sudeste Asiático. Comparte espacio con agriculturas tradicionales lo que crea unos contrastes paisajísticos importante. 

    Se trata de producciones destinadas a la exportación a zonas industrializadas, por lo que se dedican menos tierras a la producción de alimentos básicos para la población del país. Son grandes explotaciones que pueden llegar a las 300 o 400 hectáreas de media, aunque las hay bastante mayores. Están especializadas en un único cultivo (café, tabaco, caña de azúcar, té, banano...), con lo que consiguen dominar las técnicas productivas, introduciendo la mecanización necesaria, compatible con un trabajo intensivo de la mano de obra, que suele ser barata. Las grandes empresas suelen mantener equipos de investigación agronómica que mejoran continuamente los sistemas productivos, y luchan contra problemas como la erosión, el agotamiento de los suelos, etc.

    La creación y mantenimiento de una plantación necesita grandes inversiones, tanto para los procesos productivos como para la transformación y comercialización posterior. Estas grandes inversiones suelen proceder de compañías extranjeras, por lo que los beneficios finales no quedan en el país, mas que una mínima parte en forma de salarios, e impuestos. Se puede decir que las plantaciones son restos del dominio colonial en forma de colonización económica.

    Al ser productos destinados al mercado internacional necesitan buenos sistemas de transporte que los conecten con la demanda, por lo que las propias compañías suelen construir ferrocarriles y puertos propios. Por otra parte el comercio de estos productos es inestable y varía mucho dependiendo de las coyunturas económicas mundiales, puesto que no son productos de consumo básico, y la demanda de ellos en momentos de crisis desciende. Por lo que las crisis internacionales repercuten mucho en los países productores de estos cultivos.

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